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Blog. Terapia con niños, niñas y adolescentes

La intervención terapéutica con menores en el gabinete es uno de los pilares fundamentales de nuestro trabajo.

Son muchas las familias que se muestran preocupadas por comportamientos, actitudes o síntomas que presentan sus hijos e hijas, demandando ayuda y orientación acerca de cómo acompañarlos para que superen diversas situaciones a las que han tenido que enfrentarse en sus cortas vidas.

¿Qué tipo de problemáticas pueden darse en la población infantil y adolescente?

Estas problemáticas o dificultades pueden ser muy amplias y pueden darse dentro y/o fuera del ámbito familiar.

Por poner algunos ejemplos, podríamos hablar de problemas de conducta, dificultades para cumplir límites, ansiedad, miedos, impulsividad, falta de habilidades sociales, pérdidas de control, manejo inadecuado de sus emociones y otras.

Eso, sin olvidarnos de aquellos niños y aquellas niñas y adolescentes que han tenido que enfrentarse a situaciones traumáticas a una edad muy temprana (maltrato físico y psicológico, abuso sexual infantil, violencia de género, acoso escolar, etc.) donde va a ser necesario reparar el daño que estas experiencias hayan podido provocar a nivel psicológico y emocional.

La importancia de la familia en la terapia con la infancia y adolescencia.

La familia es el primer ámbito social del ser humano, donde este aprende los primeros valores, principios y nociones de la vida. En ella también se establece el primer vínculo de apego, entendido éste como la unión afectiva estable y duradera en el tiempo, entre bebé y cuidador y cuidadora. Por lo que tiene un papel fundamental a la hora de ayudar a sus hijas e hijos a solucionar aquello que les trae a terapia.

Como terapeutas familiares, creemos firmemente en la capacidad de los padres y las madres o cuidadores y cuidadoras y de todo el sistema familiar para crear alternativas de solución.

En ocasiones, el malestar de los niños, niñas y adolescentes puede venir de dinámicas que se estén dando en el hogar. En ese caso, intentamos colaborar con los progenitores y las progenitoras en la búsqueda de qué puede estar fallando, a pesar de que la intención a la hora de educar haya sido positiva.

Los niños y las niñas que crecen en entornos seguros, tienen más posibilidades de convertirse en adultos y adultas emocionalmente estables.

Algunas pinceladas sobre el apego.

El apego puede definirse como un tipo particular de vínculo que refleja el lazo o unión afectiva duradera que se establece en el espacio/tiempo entre bebé y cuidador y/o cuidadora.

La presencia (permanencia) de una persona en la vida del niño y niña, capaz de mostrarse sensible, rápida en la satisfacción de sus necesidades y empática, favorece que experimente sensaciones y emociones internas de calma y satisfacción, además de la creación de un esquema mental (de sí mismo y de los demás) seguro.

Este vínculo de apego se desarrolla entre los 0 y los 3 años.

El cerebro, para su correcta maduración, es dependiente de la experiencia de buen trato, de los cuidados sensibles y empáticos (Barudy, J. y Dantagnan, M., 2005)

¿Qué ocurre cuándo los niños, las niñas y adolescentes viven una situación traumática?

Los niños y niñas son extremadamente vulnerables a los acontecimientos traumáticos y muchas experiencias que los adultos y adultas podemos considerar ordinarias, pueden ser experimentados por ellos y ellas como amenazantes para su vida. Por ello, debemos procurar estar atentos y disponibles emocionalmente, para que puedan acudir a nosotras y nosotros cuando se sientan mal y también para que identifiquemos cuando puede estar ocurriéndoles algo en sus vidas que les esté provocando malestar.

Las situaciones traumáticas en una persona adulta pueden alterar la organización de su cerebro, pero en un niño o una niña o adolescente afectan al desarrollo de ese cerebro.

Las consecuencias de vivir una experiencia de alto impacto emocional, a una edad temprana, son múltiples, por lo que a la hora de intervenir en terapia es necesario estar familiarizadas y familiarizados con ellas, para actuar a tiempo y poder minimizar o reparar el daño que esta experiencia ha podido provocar.

Para que la terapia con niños, niñas y adolecentes funcione creemos que es fundamental crear un espacio terapéutico donde sientan seguridad, comprensión y respeto.

Desde A Carón éste es uno de nuestros objetivos principales en el trabajo con pequeños, pequeñas y jóvenes.

En el siguiente vídeo, una de las compañeras del equipo profesional del gabinete, responde a algunas cuestiones acerca de cómo intervenimos en terapia con la población infantil y adolescente.

 


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