
El término Mediación, hoy en día, ya no es un concepto ajeno. Cada vez con mayor frecuencia se hace mención a ella en los medios (con más o menos acierto, todo hay que decirlo); cada vez más parece abrirse camino en aquellos contextos de los que formamos parte, en los que nos relacionamos y en los que nos desarrollamos como individuos y como miembros de un grupo más amplio: familia, escuela, trabajo, comunidad…
En estos contextos en los que transcurre nuestra cotidianidad, antes o después, con más o menos intensidad, con mayor o menor grado de afectación… aparecen conflictos, problemas y/o disputas que afectan a las relaciones y/o dificultan la toma de decisiones, sobre todo cuando éstas han de ser tomadas conjuntamente. “El conflicto es inherente al ser humano”, les suena? Sí, suponemos que sí.
Siendo esto así, lo que muchas veces olvidamos es que también nos es inherente la capacidad negociadora y de diálogo, la capacidad de hacernos cargo de los asuntos que nos afectan directamente, relegando todo elloal ostracismo cuando el conflicto (problema, disputa) aparece y, como quien no quiere la cosa, lo coloniza todo.
Llegados/as a este punto es cuando la Mediación cobra todo su sentido, pues su función esencial, tal y como nosotros/as la entendemos, es despertar estas habilidades adormecidas, hacerlas visibles de nuevo y, por supuesto, hacer uso de ellas. He aquí la misión del/la mediador/a: movilizar los recursos de las personas para promover la comunicación y favorecer el diálogo de modo que puedan hablar abiertamente, ir tomando las decisiones que consideren oportunas e ir planteando y encontrando posibles soluciones.
Sus soluciones, por cierto, no las del/la mediador/a. Éste/a ni juzga, ni valora, ni trata de imponer su verdad; entra en escena para que lo anteriormente descrito discurra en un ambiente de confianza, seguridad y confidencialidad, facilitando el que sean las personas implicadas quienes, por ellas mismas, busquen las soluciones que más les convenganpor adecuarse mejor a sus circunstancias, necesidades e intereses.
Todo un ejercicio (en equipo) de autonomía, responsabilidad y participación como resultado del cual, quizá, todo aquello que en un principio aparecía como caótico, emponzoñado y sin solución se transforme en algo con sentido, en contenidos ordenados y hasta en compromisos adquiridos. He ahí las bondades de la Mediación.
Dado que al conflicto se le espera, dado que creemos en las personas, en sus capacidades y en el impacto positivo del diálogo en la convivencia, en A Carón Gabinete de Psicología incluimos la Mediación en nuestro catálogo de servicios. Aquí estamos. Aquí les esperamos. Serán bienvenidos/as… y bien atendidos/as.
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